miércoles, 10 de marzo de 2010

NACE EL BE BOP: El Arte de la Improvisación.



El jazz nunca habría llegado al lugar en el que hoy se encuentra si Charlie Parker no hubiese pasado fugazmente por esta vida.
En menos de quince años de trabajo profesional, Charlie Parker, al que amigos y seguidores llamaban Bird o Yardbird, revolucionó totalmente un mundo tan plagado de aparentes revoluciones como es el del jazz. A su trascendental aportación se le denominó be-bop. Nada volvió a sonar igual tras la irrupción del be-bop.

¿QUE ES EL BE-BOP?

A principios de la década de 1940, el jazz se había convertido en la música popular del momento en EEUU. Y popular ya significaba comercial, pues el imperio de la industria discográfica comenzaba a crecer sobre esa base. El swing, entendido como estilo musical, había llegado a todas las salas de baile y estaba en todas las emisiones radiofónicas. Las orquestas de
Benny Goodman, Glenn Miller o Artie Shaw copaban las listas de popularidad, pero su público era eminentemente blanco.
Los jóvenes negros ya no se identificaban con aquella música, con la evolución que había sufrido el estilo swing. Ese mismo público negro comenzaba ya a tomar conciencia de su negritud en un mundo gobernado por leyes blancas, la revuelta negra que explotaría en décadas posteriores se estaba gestando. La igualdad de derechos estaba en boca de todos, pero se trataba de una intranquilidad colectiva que todavía no pensaba en el uso de la fuerza para conseguirlos, simplemente comenzaba a reclamarlos.
Muchos músicos negros que tocaban en las grandes orquestas de swing comenzaban, consciente o inconscientemente, a trasladar esa intranquilidad social a la música. El swing como estilo había entrado en un callejón sin salida provocado por su misma popularidad. Era imposible innovar. La música de las grandes orquestas estaba totalmente estancada y nada nuevo podía agregarse ya que ni el público, ni los directores de orquesta, ni las emisoras de radio, ni las discográficas lo hubieran aceptado. El swing estaba atrapado en su propio éxito.
La lucha por salir de aquella jaula de oro y diamantes (los rendimientos económicos eran notables), la lucha por romper sus cerradas estructuras y buscar aire fresco se convirtió, casi sin que sus artífices se dieran cuenta, en el
be-bop.
Los jóvenes músicos del momento sólo tenían dos vías para aprender y evolucionar; una era aceptar la disciplina férrea de las grandes orquestas de baile e interpretar cada noche los mismos y manidos arreglos a la moda, y la otra eran las jam sessions, reuniones espontáneas e informales de músicos para tocar sin una idea predeterminada.El be-bop nació en esas jam sessions a principios de la década de los ´40, cuando algunos músicos de las grandes orquestas, al acabar su trabajo, se reunían en pequeños garitos para tocar la música que les salía del estómago y hacerlo para ellos mismos, sin pensar en agradar al público o vender discos. Puede afirmarse que el be-bop fue el primer estilo musical creado contra el show Business.
Para asistir al nacimiento del be-bop nos tendriamos que trasladar hasta un par de oscuros garitos del Harlem neoyorquino, el Monroe´s Uptown House y, sobre todo, el Minton´s Playhouse, donde un grupo de músicos tan jóvenes como inquietos se reunían alrededor de Charlie Christian, guitarrista que había alcanzado cierta notoriedad en la orquesta de Benny Goodman.
En esas jams improvisadas podían poner en práctica todas sus ideas, el nuevo estilo estaba tomando cuerpo sin que sus creadores prácticamente se dieran ni cuenta. Allí estaban Charlie Parker y Dizzy Gillespie, escoltados por un pequeño ejercito de iniciados, entre los que se encontraban, Dexter Gordon, Kenny Clarke, Thelonious Monk

Cuál fue la aportación de cada músico al resultado final es una incognita que quedaré definitivamente sin resolver ya que en vida tampoco ninguno de estos creadores fue capaz de solucionarla. Posiblemente el be-bop fue una creación conjunta, pero lo cierto es que sin Charlie Parker explotando como un volcán en erupción y contagiándolo todo con la fuerza de su música, el nuevo estilo no hubiera pasado de ser el capricho de un grupo de jóvenes un poco excéntricos.
El be-bop estaba naciendo pero todavía no tenía nombre. Nadie sabe con certeza cuándo y cómo el nuevo estilo comenzó a denominarse así. La palabra be-bop que ha suscitado todo tipo de disparatadas teorías etimológicas entre los expertos, en realidad no significa nada. Simplemente era una onomatopeya utilizada al final de las improvisaciones cantadas. Kenny Clarke, el histórico batería que estuvo allí desde los primeros días, recordaba ; “La palabra be-bop es simplemente una etiqueta que algunos periodistas le colocaron a nuestra música. No fuimos nosotros. Para nosotros hubiera bastado con llamarle moderno, pero, en el fondo, tanto da como se llame; es música, y eso es todo”.
Parker y sus acólitos utilizaban ritmos infernales en nada parecidos a los suaves y danzantes de las orquestas en las que se ganaban el sustento, intercalaban todo tipo de innovaciones armónicas y, a menudo, se enzarzaban en auténticos duelos instrumentales en los que se llegaba allímite del virtuosismo. Todo estaba permitido, incluida la disonancia.
Realmente el
be-bop abría las puertas de la libertad y mostraba un futuro en el que todo era posible (como asi ha sido). Por esta razón,los defensores de la pureza del jazz se opusieron frontalmente al nuevo estilo,afirmando que aquellas interpretaciones no eran jazz. Por suerte, la razón triunfó y las voces disconformes fueron acallándose en su propio ridículo, viendo cómo sus naves se hundían al estrellarse contra las rocas de la realidad.
Charlie Parker, su mayor impulsor, sólo al final de su vida, llegó a ver como el be-bop comenzaba a ser unánimemente aceptado y tampoco pudo saborear las mieles del éxito que realmente merecía. Su corta vida, no llegó a cumplir los 35 años, fue una carrera de obstáculos contra el alcohol, las drogas, las enfermedades mentales, la persecución policial…, pero, sobre todo, fue una carrera contra si mismo. Una auténtica novela negra (como mostró acertadamente Clint Eastwood en su memorable film “Bird”) plagada a partes iguales de grandes éxitos y grandes fracasos tanto en el aspecto musical como personal, probablemente mucho más en el personal, en el que las bajadas al infierno se repitieron una vez tras otra, a menudo sin intervalo entre ellas. Fueron 34 años vividos a tal ritmo que no extraña que el médico que firmó su defunción hablara en el informe de un hombre de unos 60 años.
Aquí teneís un pase de fotografías y una actuación con la música de este pájaro indomable.
Larga Vida al Jazz.

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