El hombre que inventó el saxo tenor y enseñó a tocar baladas al mundo del jazz, Coleman Randolph Hawkins, conocido también como Hawk o Bean, había nacido el 21 de noviembre de 1904 en el estado de Misuri.
Fue precisamente su madre, pianista aficionada, la que le inculcó su amor por la música y la que le regaló, al cumplir los nueve años, un saxofón en do (un instrumento que se popularizó antes que el saxo tenor gracias a que la cadena de grandes almacenes Sears Roebruck los vendía a bajo precio). En realidad toda su infancia transcurrió entre instrumentos musicales; piano, violonchelo, saxo.
A los 17 años comenzó a trabajar en teatros de variedades acompañando todo tipo de atracciones. En uno de esos teatros de segunda fila, la cantante Mamie Smith (muy popular en aquel momento) se fijó en él y le ofreció unirse a sus Jazz Hounds. Con Smith viajó por primera vez a Nueva York y también con ella grabó en 1922 su primer disco para la casa Okeh, especializada en race records (término utilizado para describir los discos destinados al público negro).
Cuando el contrato acabó, Hawk se quedó en Nueva York y entró en la orquesta de Fletcher Henderson, con el que actuaría a lo largo de los siguientes 12 años. En 1924 y durante doce meses, Hawkins compartió pupitre en esa orquesta con el joven Louis Armstrong. La big band de Henderson sufrió importantes altibajos económicos en esos años, lo que permitió a Coleman Hawkins colaborar y grabar esporádicamente con otras orquestas de tanto renombre, como los McKinney`s Cotton Pickers, en las que coincidió con otras luminarias de la época como Benny Goodman, Fats Waller, Eddie Condon, Glen Miller o Gene Krupa. Un aprendizaje que sólo puede calificarse como de auténtico lujo.
En 1934, cansado de la frenética vida neoyorquina, decide trasladarse a Europa enrolandose en la orquesta de baile del mediocre Jack Hilton, la misma que unos años antes, en 1929, había sido la primera orquesta internacional que interpretó sonidos jazzísticos (no de mucha calidad pero jazz al fin y al cabo) en un escenario español, durante la exposición internacional de Barcelona. Con Hylton, Hawkins recorrió las más importantes capitales del viejo continente, pero en la frontera alemana fue detenido por la policía hitleriana, que le impidió la entrada en el país debido al color de su piel.
Tras ese incidente, Hawkins se trasladó a París y, de la mano del Hot Club de Francia, pudo tocar y grabar con la flor y nata del jazz europeo, como el guitarrista Django Reinhardt y el violinista Stéphane Grapelli.
Hawk vivió cinco años en Europa y sus planes eran seguir a caballo entre Holanda y París, pero el avance del nazismo truncó sus proyectos.
En julio de 1939 regresó definitivamente a EEUU y, a los pocos días de su llegada, participó en una jam session, posteriormente mitificada por la historia, en
Esa época de ascensión musical coincidió con los inicios del be-bop, y puede decirse que fue prácticamente el único músico salido de la escuela clásica que se acercó a los nuevos sonidos sin miedo pero sin perder nunca su propia personalidad. Hawkins contrató a Dizzy Gillespie y Don Byas para una de sus primeras big bands en 1944, y ese mismo año grabó en formación de cuarteto con Thelonious Monk en el piano. Más tarde, también uniría su saxo a conceptos musicales aparentemente más avanzados, como Miles Davies en 1947, John Coltrane en 1957 y Sonny Rollins en 1963.
Paralelamente a sus éxitos continuados en el campo musical, su vida privada se fue degradando progresivamente a lo largo de toda la década de 1960. Bebedor empedernido, cayó en el alcoholismo crónico, que le provocaba tremendas depresiones durante las cuales el saxofonista se negaba incluso a comer. Con la salud totalmente depauperada se enfrentó a su última gira en primavera de 1969 junto al trompetista Roy Eldridge.
Coleman Hawkins murió el 19 de mayo de 1969 en Nueva York.
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